Vivir entre dos ciudades, simultáneamente, me ha impulsado a examinar esa correspondencia afectiva que me vincula tanto a la una como a la otra. La primera, es una ciudad que me pertenece porque me identifico existiendo allí. La vivencia interior y el morar son condiciones asociadas a ese existir; constatan que la vida, entre errancias y sosiego, continúa sucediendo. La segunda, es la ciudad impredecible: en
ella la novedad espacia y hace coordenada. Habitarla exige la reinvención de la experiencia vital y su proyección en el tiempo. Por ello he decidido instalarla en el lugar de la duración.
De la primera no me quiero ir. Definitivamente. Y en la segunda, no me quiero quedar para siempre.
En esta disyuntiva de vivir en paralelo entre una ciudad que comienzo a descubrir (Cali) y una ciudad que me niego a abandonar (Pereira), surgió el impulso de narrar y confrontar desde la práctica del dibujo, esos acontecimientos que constituyen la condición doméstica de permanencia y pertenencia a dos lugares. Se trata de 24 dibujos superpuestos sobre las facturas de los servicios públicos que remiten al
primer año de adaptación.
Fue así como surgió Vidas Paralelas, una propuesta en la que el dibujo como acto autobiográfico y examen íntimo permitió hacer público esas vivencias y acciones cotidianas que hacen aprehensible el vínculo con los lugares propios y los de la extrañeza.
Esta obra hace parte de los resultados creativos del proyecto de investigación-creación “ARTGRALAB: Laboratorio de gráfica experimental como estrategia para la creación y la educación artística”, apoyado por el Departamento de Artes Visuales y Estética de la Universidad del Valle, Cali. Colombia.